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El yeso es un material utilizado para los trabajos de
interiores (empotramientos, recubrimientos, regatas, etc..) y se constata que
los aprendices o peones que empiezan prefieren mezclar el yeso al mortero,
pensando que es más fácil.
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Es todo lo contrario. El yeso se caracteriza por un tiempo de
solidificación muy breve, lo que dificulta su colocación y por ello hay
del rápido y del retardado, para aplicar a cada caso, aunque luego seco es más
menos igual de fuerte y consistente. Por otra parte, cualquier equivocación
hace que no se adhiera bien: amasamiento irregular, mala dosificación, temperatura
muy baja o muy alta (no trabajar el yeso cuando hace mucho calor o cuando
hiela). Todas estas dificultades han hecho del yesero una de las
profesiones más apreciadas del sector de la construcción, aunque es una de las
más sucias, cansadas y sacrificadas, siempre a merced de que el yeso se seque
más rápido de lo que se espera.
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Los maestros yeseros acostumbran a preparar la cantidad según
las necesidades y la colocan con gran rapidez; obtienen un
yeso de una gran dureza, capaz de mantenerse mucho tiempo y de resistir los
choques.
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